Los timbres clásicos basan su funcionamiento en la presencia de un "electroimán". La figura muestra el esquema de un timbre clásico.
El electroimán E forma parte de un circuito que se puede abrir o cerrar en dos puntos K y T. En principio el circuito está cerrado en T por la presencia de un muelle. El punto K representa un interruptor que se puede abrir o cerrar a nuestra voluntad. Cuando se cierra el circuito pulsando en K aparece una corriente que hace funcionar el electroimán E, la chapita A es atraida por este, golpeando la campana A. Esto hace que el circuito se abra en T y que el electroimán deje de funcionar. El muelle hace que la pieza A retroceda y otra vez se cierra el circuito en T, con lo que todo vuelve a empezar. El circuito no puede funcionar sin la presencia de un generador U.